«La vida no es color de rosa», cuantas veces lo escuchamos por ahí hasta que lo vivimos en carne propia.
Quizá no tuviste la mejor infancia o de grande las cosas no salieron como pensabas.
La vida real es dura y muchas veces nos golpea donde más duele.
Por suerte siempre hay cosas que compensan la balanza y podemos darnos otra oportunidad para seguir adelante buscando nuestra felicidad.
Ayer y hoy
De niños jugamos, soñamos, creemos y no cuestionamos. Solo disfrutamos el momento.
En cambio al crecer nos vamos contaminando por nuestro entorno. Ya sea:
- el vecindario
- el trabajo
- los amigos
- la pareja
Perdemos el foco en nosotros mismos y dejamos de ser felices.
Lo único que importa es laburar, ganar dinero y disfrutar un poco «cuando se puede».
¿Te suena eso?
La trampa mortal
Es horrible pero muchos caemos en esa trampa y se nos van yendo los años envueltos en esa rutina que nos consume la vida.
Perdemos la esencia de disfrutar como los niños y todo lo cuestionamos o buscamos excusas. El cansancio nos gana y el dinero que no alcanza hace que nuestros sueños se vean cada vez más lejanos.
Muchos dejamos de soñar y nos abandonamos. Nos resignamos y solo somos laburantes que sobreviven viendo como otros sonríen felices por la vida (y nosotros nos preguntamos ¿cómo carajo hacen para estar así?)
El mundo de los grandes
Los amigos de la infancia son solo recuerdos y “el mundo de los grandes” nos puso la etiqueta en la cara. Tratamos de caer bien, agradar, somos falsos con nosotros mismos y después nos quejamos.
Obviamente encontramos mil motivos, situaciones y personas para expresar nuestro malestar y potenciarlo.
Alcanza para salir a la calle y ver la cara de la gente o leer los comentarios en las redes sociales. “ …Qué por culpa del gobierno, que el barrio donde vivo, que Dios o el destino y cuántas otras cosas más».
En fin, si queremos podemos pasarnos la vida así quejándonos (con o sin razón), pero seguro no vamos a lograr cambiar nada.
La otra cara de la moneda
Cuando éramos niños o adolescentes en vez de quejarnos, disfrutábamos, creábamos, hacíamos locuras, inventábamos historias de la nada y todo era perfecto.
La idea es buscar el equilibrio. Ni vivir en una fantasía ni tampoco ver la realidad y quedarnos ahí sin hacer nada.
Pongamos un ejemplo real:
Tuviste una infancia o adolescencia dura, de joven te enamoraste perdidamente, formaste pareja y fuiste padre o madre.
Creíste que la vida se iba a dar vuelta y tu hogar iba a ser perfecto pero …
Te separaste y hoy te toca ver a tu hijo los fines de semana. Te toca ser padre o madre soltera/o y extrañar el día a día de tu princesita o tu principito.
La verdad es un bajón terrible por el cual pasamos más de uno pero…
Acá hay dos caminos,
- abandonarse y tomar malas decisiones o…
- buscarle la vuelta y ver cómo seguir.
Si otros pudieron, vos también
Quizá tus viejos o tus abuelos se separaron y vos a pesar de eso hoy podés disfrutarlos, comprenderlos o recordarlos con muchísimo orgullo.
Bueno, la idea es esa, buscar el lado positivo y darle para adelante.
Con fuerza, con fé, con paciencia y sabiendo que estamos en la vida para aprender de nuestros errores.
Lo importante primero es que te recuperes, vuelvas a conectarte con vos mismo para sanarte, sentirte otra vez alegre y feliz. De esa manera vas a darle fuerza a tu hijo y seguirá tu ejemplo de superación. También vas a estar listo para nuevas relaciones de pareja si la vida lo dispone y lo más importante es:
Volver a conectarte con tus sueños. Tus pasiones, esas pequeñas cosas que te hacen vibrar, sonreír y sentirte vivo.
Recetas mágicas
A mí en particular me ayuda mucho:
- Escuchar música. Esas canciones que son especiales para mí y me movilizan.
- también me motiva muchísimo ver fotos y
- películas o videos
- Y obviamente meditar, reflexionar, rezar u orar (según sea tu creencia espiritual)
No hay recetas mágicas, cada uno se conoce y se va conociendo mediante las experiencias. También está bueno relacionarse con gente similar para apoyarse, sentirse en confianza y saber que no estamos solos en este mundo pasando por esa situación.
- Ahora sí que «nos lloramos todo» leyendo esta nota al menos podemos agarrar el pincel y pintar del color que queramos nuestra propia vida.
La vida es un arcoiris, es:
- colorida
- grisácea
- y cambiante.
Aprendamos eso y compartámoslo con nuestros seres queridos.
Si deseas mirate este video de 5 minutos para reflexionar sobre estos temas…
Si te sentiste identificad@ te invito a compartir esta nota y dejar tu opinión.
Te deseo una muy buena semana. ¡Buena vida para vos y tu gente!
Tu amigo Chiris


Un cuento para toda la familia, lleno de enseñanzas para los más peques
y con sorpresas que les van a encantar...
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